Tenía planeado empezar con mi proyecto de consultoría desde abril de 2014, hace casi 5 años. Llegué a constituir la empresa, a diseñar los productos principales, el logo, inclusive la papelería, muy emocionada con quien era mi socio y mi esposo.
Luego de varios clientes potenciales que nos dijeron que “no” a la propuesta… me desanimé un poco, pero luego pensé en seguir aprendiendo y adquiriendo experiencia, mientras dedicaba tiempo a mi hija pequeña. Pienso que todo tiene su momento… invertí esos cinco años en madurar para estudiar una especialización, asimilar con más sabiduría las caídas y con más humildad los éxitos, avanzar con más fortaleza y confiar más en lo que puedo llegar a hacer.
Hoy, con otro nivel de empoderamiento, con mucho más camino recorrido de aprendizajes y lecciones, con una hija de 7 años, me siento capaz de cristalizar mis sueños, con el mismo miedo tal vez, pero con más aplomo de arriesgar por algo que estoy segura de que vale la pena…mi propio emprendimiento.